En la reunión que mantendrá con Clinton, Menem intentaría anticiparse a alguna mención que suene a reproche. Dejará sentado que la Argentina condiciona el reconocimiento de Cuba a la regularización democrática de la isla, pero ofrecería sus buenos oficios para que el régimen castrista se encamine hacia ese fin.
De todos modos, el tono y el tiempo de esa conversación dependerán en buena medida de los resultados del encuentro previo Albright-Di Tella.
Por otra parte, en la Cancillería no cayó bien que el designado embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Julio César Aráoz, haya afirmado el martes último que una de sus misiones será propiciar la reinserción de Cuba en el organismo regional.
Es que esa suerte de compromiso choca con los intentos del Palacio San Martín de aclarar a los EE. UU. que el Gobierno está de acuerdo con la incorporación de la nación caribeña en la comunidad americana, pero «en paz». Esto es, con notables giros de timón en materia de democracia, de apertura económica y de política de derechos humanos.
Aráoz no hizo mención a esos condicionamientos.
Fuentes de la Casa Rosada afirman que uno de los argumentos del Presidente para persuadir a Aráoz de que deje la Secretaría de Lucha contra la Drogadicción para hacerse cargo de la embajada ante la OEA habría sido, precisamente, la responsabilidad de semejante misión. Pero sin desatender el «lobby» que el ultramenemista cordobés podría hacer dentro de la comunidad americana en pro de la segunda reelección consecutiva de Menem.
Fuente: www.lanacion.com.ar/93838-intenta-mediar-el-gobierno-entre-cuba-y-ee-uu